Pinceladas: una realidad visible
. | 10:05 p. m. |
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Daiana Gimenez
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Por Daiana Gimenez
Argentina está cuarta en el ranking por siniestros viales en Latinoamérica. En los últimos 17 años murieron alrededor de 140 mil personas. Hoy familiares y diferentes organizaciones buscan concientizar visibilizando esas tragedias. Pintan Estrellas Amarillas en los lugares.
-Levantate- le decía Jorge a Jorge. Él no respondía. No
podía.
Uno estaba de pie aunque borracho. El otro tendido en el
suelo. Al costado su bicicleta. Metros atrás su familia que llegaba
desesperada.
-Levantate- seguía diciendo pero ahora sin piedad lo pateaba,
insistiendo con el pedido.
La gente del barrio escuchó el impacto. El griterío. Salieron
de sus casas. Vieron a dos vecinos. Uno era Jorge Ángel López, con grado 2 de
alcoholemia, el otro era Jorge Grassi tirado en la esquina de Almafuerte y
Austria. En ese cruce una estrella amarilla hoy lleva su nombre.
En distintas rutas y puntos del país la historia se repite.
De manera constante. Son otros los nombres y otras las historias. Otros Jorges.
Pero es la misma estrella.
***
Ese domingo, al igual que muchos otros, Jorge Grassi había
almorzado en la casa de sus suegros junto a su esposa y sus tres hijos. Por la
tarde, tras la sobremesa, él se fue en bicicleta. Ellos por detrás en remis.
Esa misma tarde Jorge Ángel López había bebido de más, pero
no le importó. Decidió manejar igual.
Ensenada está atravesada por el Canal Oeste, enfrente la
avenida Almafuerte abre camino. Por ahí venia Grassi, un tipo robusto, de unos
37 años, trabajador municipal y DT de las inferiores del club donde jugaba su
hijo mayor.
Llegando a la esquina de su propia casa a Jorge lo matan.
López se llevó por delante a Grassi. La fuerza del auto lo levantó y su cabeza
impactó con el techo del auto. El golpe le partió el cráneo. Dos paros cardíacos después falleció.
El Jorge ebrio, después de golpearlo, intentó escapar en el
auto que usaba como arma. Los vecinos,
entre bronca y dolor, lo frenaron. No lo podían subir al auto de la borrachera
que tenía. Una vez en el patrullero López fue a la comisaria. Estuvo un rato
detenido: no para culparlo, si no para que se le pase la borrachera, y para que
no lo agarren los vecinos. Que manejara en ese estado, que lo pateara y que
intente huir era motivo suficiente como para que los amigos de Grassi quieran
darle unos cuantos golpes. Pero solo sufrió una resaca.
Analia Grassi pinta. Se considera una artista decorativa. Es
profesora. Sus cuadros, y los de sus alumnos, están colgados por su casa de
artística ubicada en pleno centro de Berisso, que hace las veces de negocio y
de taller. Ahí entre el olor a pintura, hay mujeres morenas de rasgos muy
marcados, paisajes donde el agua corre y parece salir del cuadro, flores
gigantes y delantales salpicados por doquier que sirven de escudo para cuando
el arte ataca. Ella también tiene los rasgos marcados y por momentos la
angustia le brota en ojos que contienen, al igual que sus cuadros, el agua que
no quiere salir, pero que tampoco se puede disimular.
Pero la obra
más significativa de Analia quizá no esté en su taller, sino en Ensenada, en la
Avenida Almafuerte en el cruce con Austria, enfrente del canal.
Ella perdió a su hermano y el conductor sólo estuvo detenido
un rato. Jorge murió en manos de “un asesino al volante, borracho y drogado,
que sigue libre y seguirá libre” dice
siete años después, mientras recorta papel adhesivo para unas letras de madera,
con fuerza, con la impotencia que dan los recuerdos injustos. “Este era mi
hermano” me dice acercándome un pequeño cuadro, que muestra de la imagen de un
hombre morocho, con una sonrisa pequeña pero sonrisa al fin. “Esa foto la sacamos
cuando mi hija cumplió un año” cuenta entre memorias y nostalgia.
Junto con amigos, vecinos y familiares, Analia organizó
marchas para pedir justicia. Al principio eran muchos los que la acompañaban,
con el tiempo fueron menos y menos. También hizo un blog y un diario que
repartía por Ensenada con noticias de la zona y con estadísticas e información
sobre vialidad. Lamentablemente nunca consiguió lo que pedía.
En su dolor, en su decepción, recurrió a las Madres del
Dolor: “ahí me entero de como funciona la Justicia en estos casos, o mejor
dicho como no funciona” dice la hermana de Jorge. También se puso en contacto
con Teresa Mellano, integrante de la Red Nacional de Familiares de Víctimas de
Tránsito quien le cuenta sobre una nueva campaña vial.
Desde la experiencia, Analia sostiene que la cuestión está en
comprometerse, pero que esto pocas veces sucede. “Si a mí el 23 de Junio, las
Madres del Dolor, o Teresa, me hubiesen llamado para participar de algo de
esto, seguramente no iba a tener tiempo, iba tener algo mejor que hacer. El 24
pasa esto y me doy cuenta que si uno no involucra no hay solución”.
La Campaña Vial Estrellas Amarillas impulsada por Teresa
Mellano junto con la Red y otras familias, consiste en pintar una estrella
color amarilla en el lugar del accidente, no solo como homenaje a la víctima,
sino también para generar conciencia. Teresa perdió a su hijo Paolo, un joven
de 19 años, en septiembre del 2003, para el día del estudiante, cuando Federico
Ferrazo corría una picada por las calles de Vicente López. 2 años después, pinta
la primera estrella del país. En el 2007 se repinta esa estrella creando así la
campaña “Estrellas Amarillas”.
Analia me cuenta del trabajo de Teresa, a la que pocas veces
se le atribuye la idea de la campaña. Agarra su celular, y la llama para
comentarle sobre ésta crónica y concordar una posible entrevista pero la charla
se extiende. Le habla de un cartel. “No está más el cartel, nunca estuvo puesto”
le dice. “Claro, yo quiero hacer el cartel. Me encantaría. Bueno voy a hacerlo,
este año pongo el cartel. Dale, el 24 lo pongo” le asegura mientras corta. El
24 se cumplen 7 años de la muerte de Jorge, 7 años en que su asesino sigue
libre. Para esa fecha piensa imitar una modalidad que se viene dando en
Estrellas Amarillas; en vez de pintarlas, ahora también están haciendo
señalíticas, puestas en las veredas, como las propias señales de tránsito, para
visibilizar la cantidad de muertes que hay. La primera de estas señaliticas se
coloca en Vicente Lopez, para los 7 años de la muerte de Paolo.
Hoy la campaña, además de ser declara de Interés Nacional por el senado, tiene adherentes en todo el país. Teresa cuenta que la idea de la campaña es que cada familiar pueda trabajar en su lugar, conociendo la problemática de la zona. Para ella, quienes quieren pueden “aportar su granito en educación y prevención, a través de la estrella, comprometiendo también a las autoridades del lugar”
Hoy la campaña, además de ser declara de Interés Nacional por el senado, tiene adherentes en todo el país. Teresa cuenta que la idea de la campaña es que cada familiar pueda trabajar en su lugar, conociendo la problemática de la zona. Para ella, quienes quieren pueden “aportar su granito en educación y prevención, a través de la estrella, comprometiendo también a las autoridades del lugar”
En los últimos 17 años fallecieron en Argentina por hechos
viales, alrededor de 140 mil personas, según la Asociación Civil Luchemos Por
la Vida. En 2012, murieron en promedio 28 argentinos por día. Lo que equivale a
un aula escolar promedio por día, a 3 atentados a la AMIA por semana. Números
que no dejan de ser impactantes. Muchos de esas muertes son visibles hoy gracias
a Estrellas Amarillas.
En un comunicado, en el que adhieren 31 ONG relacionadas con
vialidad, lanzado el Día de La Seguridad Vial, el 10 de junio(2010), señala desde la experiencia que la
“justicia dilata las causas…los acusados son eximidos de prisión…los juicios
abreviados, las penas en suspenso, o peor aún la Probation, hacen de la
seguridad vial una quimera”. Debajo del
comunicado, una gran lista de muertos por hechos viales, con detalles sobre sus
causas. Muy pocos llegaron a prisión. Otros ni siquiera llegaron a juicio.
-La justicia considera a los delitos de homicidios en
tránsitos como delitos culposos- dice Teresa- Lamentablemente el obrar de
ciertos sujetos, con total desprecio por la vida, deberían ser analizados en un
marco diferente y sancionarse con condenas efectivas, cuando quien las cometió
no hizo nada para evitarlos.
Para que esta realidad cambie, Oscar Albrieu (FpV), presidente
de la Comisión de Legislación Penal, presentó un proyecto de ley que busca
cambiar esta realidad modificando el artículo 84 del Código Penal y llevar de
seis meses a cinco años e inhabilitación especial -por cinco a diez años- para
quien “por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o
inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, causare a otro la
muerte”. Por otra parte, eleva el mínimo de la pena a dos años y seis meses y
el máximo a seis años si las víctimas fatales fuesen más de una, o si el hecho
hubiese sido ocasionado por la “conducción imprudente, negligente, inexperta, o
antirreglamentaria de un vehículo automotor”.
Jorge Grassi, al igual que Paolo, falleció en un hecho vial,
ya no en un accidente, sino en un incidente, producto de la imprudencia, de la
negligencia. Estrellas Amarillas, considera que un accidente automovilístico
debe ser considerado como tal, “cuando ocurre en circunstancias en que la
velocidad que desarrolla el vehículo es la permitida, los cinturones colocados,
el conductor en excelente estado y todas las otras precauciones que se deben
tener en cuenta al asumir la conducción de un vehículo”. Cuando estas
condiciones son vulneradas, deben ser llamados delitos viales.
***
La lucha de Teresa es la de muchos
familiares que no solo buscan justicia, sino que también creen que hay que
generar conciencia para que no haya más estrellas pintadas.
Es la lucha de la Analia quien cada
tanto vuelve a ir a Almafuerte y Austria. Cuando tiene las fuerzas y los ánimos
necesarios. Lleva un tarro de pintura amarilla. La acompaña la gente que quería
a su hermano, o la gente que la conoce a ella. Pero le gustaría que no fueran
los únicos. Lo que hace le debería importar a Ensenada, porqué quien mató a su
hermano sigue manejando. Ella igual va, “en algún momento a alguien le va a
servir y le va a hacer click”, dice con seguridad.
Se sienta en la calle, ahí, en el
lugar dónde murió su hermano. Saca un pincel, y lo moja en la pintura. Mientras
lo pasa por el cemento pinta recuerdos. Cada pincelada es uno. Ir le remueve
muchas cosas personales, cosas que vivió con él, cosas que él le decía. Lo
extraña, se lo nota en la mirada, en las manos manchadas, en la lucha cargada,
que al igual que esa estrella a veces se desgasta, pero ella siempre la vuelve
a pintar, convencida que algo puede cambiar.
1 Comentario:
Gracias por hacernos conocer estas historias que si bien, no son alegres tienen mucha esperanza.Es admirable ver como la propia familia pinta su estrella, ojalá sigan sigan muuchos más ayudan a la concientización vial. Sos una genia escribiendo :)
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